Estar inducido a responder con palabras o actitudes que no es del agrado de uno, es muy difícil de comprender. Yo no quise decir, lo que dije. Ni quise hacer lo que hice. Pero, tus palabras y tus actitudes me obligaron a hacer lo que yo no quise. Será porque pienso que me estabas pidiendo a gritos que hiciera justamente eso: lo que hice.
Bueno te vi, sacado de tus casillas como si estabas haciendo algún recado, que no se estaba cumpliendo. Tus gritos y amenazas, me conmovieron, pero igual tomé el lugar de adulto. Te portaste como un soldado obediente, que tiene que hacer si o si, lo que le han encomendado. Me duele mucho que te vayas, no de mi lado, sino dondes estás ahora. Todo hijo, se aleja cuando llega una edad. No se sabe, el futuro de los hijos. Pero está vez yo ya sé como va a terminar todo eso. Yo no quiero que llegues a ser una persona indeseable por culpa de personas, a quienes confias ciegamente y crees que te desean lo mejos.
Hijo: Solo le pido a DIOS, que ponga a todos sus angeles buenos y nos proteja, de toda esta envidia de quienes nos rodean, y que solo quieren vernos separados a como dé lugar. No importa lo que te hayan prometido. Sé que el TODOPODEROSO, cuida a los desamparados, a los ciegos y luego le muestra la luz más brillante. Hijo te deseo lo mejor. Quiero que encuentres una persona que ames y que armes familia. Lo que hice fue porque creo que tenes que madurar y no solucionar los problemas con gritos y amenazas. Quiero que todo fue muy a pesar mío. Yo te esperaba con una comida caliente y con un buen vino. Todo quedó allí. ¡Cómo Duele!